La inclusión de la mujer

"tal parece que el mando del hombre esta cediendo..."


Desde hace mucho tiempo, en todo el mundo, la participación, toma de decisiones, y todo lo que conlleve a un supuesto bienestar o igualdad tiene el control, el manejo del hombre. Vivimos en una sociedad machista en la que es él quien tiene el poder de decidir, manejándolo todo, siempre dejando de lado a la mujer, restándole importancia a su opinión. Hasta ahora, se le viene dando un papel a la mujer en la sociedad, y la palabra de la mujer tiene peso hoy en día.

¿Podremos ser testigos de una sociedad en la que se tome con la mayor seriedad a la mujer, acudiendo a sus necesidades, escuchando sus opiniones y brindándole el papel que un ser humano activo en una sociedad merece?


No podemos añorar libertad e igualdad, viviendo en una sociedad en la que las mujeres prácticamente tienen que acoplarse a las decisiones tomadas por los hombres, sin derecho a exponer sus puntos de vista y brindar sus ideas y opiniones. Somos consientes de que la igualdad se podría conseguir si escuchamos planteamientos y exponemos posibles soluciones para la conformidad de todos; pero si son los hombres quienes tienen el poder de tomar decisiones sin escuchar otra cosa que no sea su propia opinión, la desigualdad va a ser aún mayor, el descontento de la mujer va a ser palpable, ya que no se le tiene en cuenta para nada, no se busca su bienestar, se busca es el bienestar de unos pocos, y se obtiene totalmente lo contrario.

Miremos la historia, cambiemos de paradigma

Al hablar de participación de la mujer en el campo laboral, tenemos que estar dispuestos a dejar de lado todos los estigmas mentales que tenemos al escuchar esto. Al tocar el tema, se hace necesario conocer su historia, sus antecedentes, tales como el mes de marzo de 1857, ya hace 153 años, en el que centenares de mujeres marcharon por las calles de Nueva York protestando por sus pésimas condiciones laborales. Lo cual despertó el interés de muchas mujeres trabajadoras quienes se encontraban sufriendo los mismos tratos.1Pero sin duda alguna el hecho que llego a marcar para siempre la lucha femenina fue “el gran levantamiento” en 1908, un hecho que reunió a miles de mujeres de diferentes fabricas Neoyorkinas marchando por la calles exigiendo un mejor trato laboral. Fue en esta misma fecha cuando 129 mujeres trabajadoras de un taller murieron calcinadas en un incendio, que, según dicen, fue provocado por los propietarios del lugar, para evitar que estas mujeres se sumaran a las manifestaciones.
De allí que el 8 de marzo se festeje como el día internacional de la mujer en todo el mundo. Ahora bien, volviendo al tiempo presente, encontramos que a pesar de los incontables esfuerzos por lograr una democracia plena, que cuente con la participación de todos y que tenga una representación apropiada, siempre se hace lo contrario ya que no existe una igualdad de oportunidades para todas las personas. Y, ¿Por qué no existe la misma cantidad y calidad de oportunidades, en este caso para la mujer?
Uno de los principales tapujos (tal vez mentales) que existe en todos y que tal vez ni nos damos cuenta es ese papel que tenemos predestinado para la mujer y el hombre, esos estigmas que nos hacen mirar a la mujer como la dedicada a las tareas del hogar, el cuidado de los hijos, excluyéndola de los roles por costumbre masculinos. El reto está en quitar este peso que significa estar clasificada en un rol, que por simple ejercicio convencional se ha interiorizado en una sociedad que relaciona las palabras cuidado y hogar con mujer.